Nuestra Perspectiva

Los niños tienen el derecho de experimentar la escuela como un lugar con lo cual se identifican y del que disfrutan. Es un sitio dónde tienen lugar para dedicarse plenamente a sus necesidades auténticas, sus intereses individuales y gozar de sus talentos únicos. La idea es, que su desarrollo puede desplegarse naturalmente en un ambiente respetuoso, relajado y estimulante. Por eso entendemos la „Kapriole“ como una escuela para la vida.

 

Vivimos nuestra vida en el presente y no en el futuro. Hay que desviar el enfoque de que los alumnos son futuros adultos que necesitan estudiar términos que les sean prácticos en su vida posterior. Son humanos que tienen un derecho a vivir una infancia y adolescencia feliz y plena. La escuela occupa un lugar importante en esa época. Ante ese panorama priorizamos el respeto de la individualidad y la libertad de desarrollo en los niños y adolescentes.

 

Queda demostrado que las personas aprenden las cosas en las que se involucran voluntariamente de manera más eficaz y persistente. A consecuencia dejamos la decisión a que tema de aprendizaje se dedican en manos de los niños y adolescentes. Estamos convencidos que eso es la mejor forma da apoyarles.

 

Los niños y adolescentes contribuyen a la decisión de todos los ámbitos escolares que les afectan de manera competente y responsable. Solo asi están en condiciones de materializar o desarrollar lo que realmente desean. Da paso a que surgan los espacios libres y los límites que necesitan paradescubrir en su ritmo , con autonomía y curiosidad las posibilidades de aprender y de vivir la democracia. En la „Kapriole“ la responsabilidad propia, el trabajo en equipo, la ilusión de aprender, el respeto hacia los demás y el entorno no son palabras vacías - auqí se vive lo que se dice y se puede experimentar y desarrollar las cualidades recién mencionadas.

 

El trato respetuoso con los niños y adolescentes y el aprecio hacia su persona forma un tema central en nuestra filosofía.

 

Queremos aportar nuestro grano para que nuestros jóvenes puedan ser personas empáticas y conscientes de sí mismo.

 

Solo así puedan resistir a la presión, las expectativas y las exigencias de nuestra sociedad o mejor dicho tienen el valor de afrontar esa presión con creatividad.